De la satisfacción a la identificación.

Comisión de Informática

Desde los primeros momentos de su vida, el ser humano se ve inmerso entre otros semejantes. Con la intención de evaluar el papel del otro en los primeros tiempos de la vida y en la estructuración del psiquismo, se recorren los conceptos freudianos de identificación y de vivencia de satisfacción. Se pueden observar, entonces, dos vertientes en la identificación: por un lado, la incorporación del objeto al yo y, por otro lado, como producto de las depositaciones del adulto sobre el niño. Por su parte, el concepto de vivencia de satisfacción pone de manifiesto un aparato que se complejiza ante la irrupción de la realidad, y el importante papel que juega ese otro auxiliar en el armado de dicho aparato. El desvalimiento del infante le otorga fuerza estructurante a las imágenes y enunciados de la madre. En este sentido, al tener como secuela la constitución de representaciones, las vivencias de satisfacción se convierten en procesos estructurantes del psiquismo. Estos primeros intercambios, representados a través de la acción específica, adquieren categoría de "ser" para el niño, cumpliendo el aparato psíquico de la madre la función de apuntalamiento para el aparato en formación. El proceso identificatorio comenzaría, entonces, a partir de la satisfacción, posibilitada por este otro que asiste