Mesa redonda: Acerca del superyó

Por: Colaborador(es): Tipo de material: Recurso continuoRecurso continuoIdioma: Español Series Revista Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados ; n. 23Detalles de publicación: Buenos Aires : AEAPG, 1997Descripción: p. 51-95ISSN:
  • 0326-0704
Tema(s): En: n. 23Resumen: El doctor Jorge Maldonado inicia su exposición estableciendo ua distinción entre el superyó punitivo de las neurosis y el superyó como una instancia persecutoria que amenaza al yo con su destrucción, correspondiente a la reacción terapéutica negativa y a la melancolía. Esta condición depende de su origen, ya que Klein lo describe como ligado al sadismo inherente a los procesos introyectivos tempranos. Esta autora admite también un aspecto protector en el superyó temprano, resultando de la introyección de un objeto idealizado, a diferencia de Freud, para quien esta instancia se origina a partir de las identificaciones subsiguientes al Complejo de Edipo. Un deslizamiento conceptual generalizado, según el autor, consiste en referirse al superyó como la instancia censuradora, olvidando al ideal; cuando además nuestra acción tiene mayor acceso por esta vía, y más posibilidades de producir modificaciones en esta instancia. El doctor Maldonado puntúauna serie de patologías del superyó y de sus funciones: 1) patologías en las que el ideal es muy elevado, produciendo una vivencia de fracaso; 2) patologías bordeline, donde el superyó se encuentra escindido, existiendo ideales opuestos que fijan metas divergentes entre las que el yo fluctúa; 3) psicopatías, donde se idealiza una distorsión de la verdad que se contradice con un ideal anterior, escindido y ocultado por la estructura defensiva; 4) patologías "oral-dependientes" en las que el ideal consiste en distintas formas de parasitismo de un yo ajeno. Se refiere luego a la posmodernidad, cuya característica sobresaliente es la existencia de ideales antagónicos. Y lo que percibe el analista es un estado de muerte psíquica que corresponde en realidad a un letargo de los ideales, consecuencia de dicho conflicto. El doctor Maldonado se refiere a la transmisión intergeneracional del superyó regida por tabúes, mitos, prohibiciones y admoniciones, que configuran un sistema de valores. Las religiones constituyen un ejemplo de esto. También enuncia la fuerza devastadora del mandato cuando es sustentada por la sociedad en la misma línea, se refiere al enorme poder inductivo de la interpretación cuando ésta proviene del superyó del analista. El doctor Norberto Marucco expone sus reflexiones acerca del superyó alrededor de los siguientes ítem: 1) su génesis y estructura; 2) su clínica; y 3) la posición del analista como aliado del yo. Puntúa en "Introducción del narcisismo" el momento fundante de una producción psíquica- el ideal- al cual el niño consagra el amor que antes brindaba a su yo verdadero. Luego, pone a trabajar este artículo con otro -"Lo siniestro"- señalando el aspecto mortífero del "doble" en el pensamiento freudiano "si y sólo si el yo avanza en su desarrollo" (Freud). en tanto deja pendiente estos planteos, se detiene a pensar en dos vertientes que Freud propone para la génesis y estructura del superyó: como heredero del complejo de Edipo (identificación secundaria) y como producto de la identificación "a los progenitores". se pregunta: ¿qué importancia tendrá para la llamada clínica del superyó? Los hechos clínicos tales como los que fracasan al triunfar, los que delinquen por sentimiento de culpa y la vertiente de la reacción terapéutica negativa, situaciones cuyas problemáticas parecen menos relacionadas con el orden de lo reprimido que con un estado de tensión entre el yo y el superyó ¿tendrán que ver con esa entidad que Freud llama "los progenitores"? Retomando "Lo siniestro": si el paciente no está en condiciones de soportar ningún desarrollo de su yo ¿cuál será la posición del analista ante este límite de lo analizable? Se pregunta el doctor Marucco si el analista deberá entregarse a su imposibilidad operatoria cuando el problema está en relación a lo que se podría enunciar como la estructura del Yo ideal. Quizá sería posible -dice, sancionando una idea que Freud mismo desestima- que el analista ocupe provisionalmente el lugar del Ideal para ir corriéndose de éste, en la medida que el yo encuentre otro camino distinto del empeorar. Sostiene además que se debe precisar la dialéctica entre la pulsión y objeto, básicamente en la clínica y la teoría de la cura. Señala que si pensamos que la formación del superyó -incluso la formación del ideal- tiene una directa relación con el amanecer del objeto en el psiquismo, tanto es posible que el poder del objeto pueda abolir la pulsión como el poder transformador de la pulsión pueda enfrentar al del objeto. Propone trabajar entonces, las situaciones masoquistas no sólo desde el goce en el castigo sino también la fantasmática del objeto sádico que condiciona el sometimiento. La interpretación del masoquismo como sufrimiento tiene que ser revisada so pena de que, en el conjunto contextual de la sociedad en que vivimos, esta premisa psicoanalítica resurja bajo la forma "por algo será". Por último, refiréndose a "Esquema del psicoanálisis" enfatiza que Freud, ante las servidumbres del yo, postula la alianza del analista con el yo del paciente. Dice que es necesario recuperar la posición del yo dentro de la teoría y la práctica psicoanalítica. Volviendo a sus planteos iniciales se pregunta: ¿cómo se accede a estos puntos de identificación primaria? Y propone: 1) no sólo interpretando, también construyendo historias como conjeturas sujetas a corroboración y 2) orientándose con la contratransferencia del analista para detectar la operatoria de un superyó tan cercano al ello. Ada Rosmaryn destaca la función de la sociedad y sus representantes en la conformación psíquica. La angustia de muerte por la amenaza de desamparo que se juega en el vínculo yo-superyó, se vivencia como la consumación del anbandono a la indefensión y muerte en las situaciones de terror de origen social. Contra su exposición en el sentimiento de culpa y su relación con: 1) los caminos de la prohibición; 2) lo tarumático y su transmisión transgeneracional; 3) la mirada de los padres; y 4) otro origen del superyó. 1) La castración sucede cuando una zona erógena es introducida al lenguaje tras ser privada del objeto de satisfacción incestuosa (Dolto). La prohibición ejercida por el adulto que sostiene su supervivencia, lo inicia en la potencia del deseo, protegiéndolo de agotarse en la consumación incestuosa, al tiempo que lo introduce en una ley humanizante que también marcó el adulto interdictor. Cada nueva prueba (castración) reorganiza el narcisismo conformando al yo, al superyó y al Ideal del Yo, considerando éste una ética que guía las sublimaciones. la castración edípica lograda posibilita una genitalidad oblativa, capaz de crear libremente (obras, hijos) fuera del sujeto, y permite la fusión Eros-Tánatos, resaltando los aspectos benévolos del superyó. 2) El trauma provoca defusión pulsional. Si la pulsión de muerte no se extravierte o religa, infiltrará al superyó, destruyendo la creencia en los objetos protectores de la infancia, o creando figuras idealizadas y mortíferas. Observa la identificación con el agresor en el yo y el superyó, en los hijos de víctimas de sufrimiento traumático de origen social. Superyó que impone fuertes contradicciones: ofrecerse al sacrificio al mismo tiempo que triunfar sobre el agresor. El sentimiento de culpa del sobreviviente lleva al hijo a ser víctima sacrificial o victimario. Ideales de redención, sobrevida o muerte. El sentimiento postraumático de odio del superyó hacia el yo depende de la respuesta de indiferencia y rechazo externo. Resalta el papel de la sociedad en la tanatización o libidinización del superyó de las víctimas de la violencia social. Resumen: 3) Describe distintas miradas paternas y sus consecuencias en la estructuración psíquica: mirada desviada y orientada a aquellos quienes depende la autoestima paterna; mirada de odio y rechazo hacia el hijo que no puede obviar sus fallas; o o hundida en un duelo, que despierta intensos sentimientos de culpa. Señala a algunos trastornos actuales por exceso o déficit en la constitución superyoica: ausencia de prohibiciones y sentimientos de culpa, o filiación a fundamentalismos. La confusión entre realidad y ficción de la cultura mass-mediática y virtual facilitadora de violencia y de una posición pasivo-receptiva. Tanatización del superyó por reparaciones imposibles y la insuficiente klibidinización del niño. 4) Cita a Emmanuel Levinas quien resalta el vínculo con el otro como otro origen del superyó: el reconocimiento del prójimo débil, expuesto, sufriente, se impone a mi responsabilidad ordenándome humano, al determinar respuestas siempre comprometidas. Frente a la falta social no hay abstención. Un supremo principio ético es el nudo mismo de la subjetividad. La doctora Martha vega inicia su exposición opinando que el yo apela al humor como defensa frente a los embates del mundo exterior y que por una sobreinvestidura desplazada desde el yo, el superyó se coloca en una posición protectora frente al yo sufriente. Considera que en la actualidad, esta función es cada vez más fallida por la subversión de valores éticos, el vacío representacional, el descreimiento en las instituciones, etc. Diferencia también los núcleos que componen al superyó: el Ideal del Yo y el superyó propiamente dicho, o heredero del Complejo de Edipo. Aclara que para que el Ideal del Yo se instale debe dejarse atrás al Yo Ideal por vía de la identificación al padre como modelo. Es así como las identificaciones narcisistas del orden del ser, totalizantes, formarán los precursores del Ideal del Yo dentro del aparato, dando lugar a las identificaciones secundarias. Remarca una primera parte del mandato superyoico "como yo debes ser", contrapuesto a "como yo nunca deberás ser". En la clínica se observan fallas de la constitución del ideal en patologías tales como: neurosis narcisistas, personalidades inmaduras, etc. Cuando el conflicto está en relación a la triangulación edípica se manifiestan problemáticas neuróticas ligadas a la culpa y el castigo por un superyó temido, tributario de la castración. Se interna en la patología de los ideales, donde se observa al yo, como en la infancia, desestimando la realidad, subsumido a un ideal tiránico, oscilante entre la grandiosidad y el colapso narcisista y que depende del objeto externo para regular su autoestima. Trae como ejemplo familias en las que subyacen imágenes ancestrales idealizadas, no constituyéndose el verdadero padre como interdictor, por estar él mismo parasitado en una estructura narcisista familiar precedente. Articula el tema del superyó con los aspectos tanáticos, los mitos, las fantasías, el telescopaje entre generaciones y la sublimación. Señala que esta instancia es también representante del mundo externo dentro del aparato y que oficia como "abogado" del ello, como Freud dice en "El yo y el ello". Advierte que el analista es portador de una ideología, valores éticos y morales. Para comprender a los pacientes en los que predomina la temática narcisista el desafío será percibir aquellos lugares posibles a los cuales se convoca al analista como ser: Testigo, de la grandiosidad para calmar a su propio Ideal del Yo exigente; Juez, el que va a dirimir qué o quién es idealizado o denigrado; Analista devaluado, se proyecta sobre su imagen el disvalor, mientras el sujeto queda ubicado en el polo valioso. Señala la posibilidad de cuestionar que no todo abandono del tratamiento debe ser entendido como una reacción terapéutica negativa, sino como posibles efectos de un colapso narcisista o de defensas paranoides frente a los embates de la realidad. Finalmente nos propone comparar este fin de milenio (en el que abunda la deprivación de la justicia, los ideales espurios de la impunidad que marcan el "hágase lo que yo deseo"), con el comienzo de siglo en el que se enviaban mandatos de restricción de la sexualidad, la agresividad y de una doble moral, pero que de todas formas apuntaba más hacia la triangularidad; por lo cual concluye que actualmente estamos inmersos en un sistema regresivo y con características narcisistas.
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Artículo Artículo Biblioteca Dr. Marcelo Muntaabski Disponible

Comisión de Informática

Mesa redonda organizada por la Comisión de Publicaciones en la sede de la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados el 2 de julio de 1997.

El doctor Jorge Maldonado inicia su exposición estableciendo ua distinción entre el superyó punitivo de las neurosis y el superyó como una instancia persecutoria que amenaza al yo con su destrucción, correspondiente a la reacción terapéutica negativa y a la melancolía. Esta condición depende de su origen, ya que Klein lo describe como ligado al sadismo inherente a los procesos introyectivos tempranos. Esta autora admite también un aspecto protector en el superyó temprano, resultando de la introyección de un objeto idealizado, a diferencia de Freud, para quien esta instancia se origina a partir de las identificaciones subsiguientes al Complejo de Edipo. Un deslizamiento conceptual generalizado, según el autor, consiste en referirse al superyó como la instancia censuradora, olvidando al ideal; cuando además nuestra acción tiene mayor acceso por esta vía, y más posibilidades de producir modificaciones en esta instancia. El doctor Maldonado puntúauna serie de patologías del superyó y de sus funciones: 1) patologías en las que el ideal es muy elevado, produciendo una vivencia de fracaso; 2) patologías bordeline, donde el superyó se encuentra escindido, existiendo ideales opuestos que fijan metas divergentes entre las que el yo fluctúa; 3) psicopatías, donde se idealiza una distorsión de la verdad que se contradice con un ideal anterior, escindido y ocultado por la estructura defensiva; 4) patologías "oral-dependientes" en las que el ideal consiste en distintas formas de parasitismo de un yo ajeno. Se refiere luego a la posmodernidad, cuya característica sobresaliente es la existencia de ideales antagónicos. Y lo que percibe el analista es un estado de muerte psíquica que corresponde en realidad a un letargo de los ideales, consecuencia de dicho conflicto. El doctor Maldonado se refiere a la transmisión intergeneracional del superyó regida por tabúes, mitos, prohibiciones y admoniciones, que configuran un sistema de valores. Las religiones constituyen un ejemplo de esto. También enuncia la fuerza devastadora del mandato cuando es sustentada por la sociedad en la misma línea, se refiere al enorme poder inductivo de la interpretación cuando ésta proviene del superyó del analista. El doctor Norberto Marucco expone sus reflexiones acerca del superyó alrededor de los siguientes ítem: 1) su génesis y estructura; 2) su clínica; y 3) la posición del analista como aliado del yo. Puntúa en "Introducción del narcisismo" el momento fundante de una producción psíquica- el ideal- al cual el niño consagra el amor que antes brindaba a su yo verdadero. Luego, pone a trabajar este artículo con otro -"Lo siniestro"- señalando el aspecto mortífero del "doble" en el pensamiento freudiano "si y sólo si el yo avanza en su desarrollo" (Freud). en tanto deja pendiente estos planteos, se detiene a pensar en dos vertientes que Freud propone para la génesis y estructura del superyó: como heredero del complejo de Edipo (identificación secundaria) y como producto de la identificación "a los progenitores". se pregunta: ¿qué importancia tendrá para la llamada clínica del superyó? Los hechos clínicos tales como los que fracasan al triunfar, los que delinquen por sentimiento de culpa y la vertiente de la reacción terapéutica negativa, situaciones cuyas problemáticas parecen menos relacionadas con el orden de lo reprimido que con un estado de tensión entre el yo y el superyó ¿tendrán que ver con esa entidad que Freud llama "los progenitores"? Retomando "Lo siniestro": si el paciente no está en condiciones de soportar ningún desarrollo de su yo ¿cuál será la posición del analista ante este límite de lo analizable? Se pregunta el doctor Marucco si el analista deberá entregarse a su imposibilidad operatoria cuando el problema está en relación a lo que se podría enunciar como la estructura del Yo ideal. Quizá sería posible -dice, sancionando una idea que Freud mismo desestima- que el analista ocupe provisionalmente el lugar del Ideal para ir corriéndose de éste, en la medida que el yo encuentre otro camino distinto del empeorar. Sostiene además que se debe precisar la dialéctica entre la pulsión y objeto, básicamente en la clínica y la teoría de la cura. Señala que si pensamos que la formación del superyó -incluso la formación del ideal- tiene una directa relación con el amanecer del objeto en el psiquismo, tanto es posible que el poder del objeto pueda abolir la pulsión como el poder transformador de la pulsión pueda enfrentar al del objeto. Propone trabajar entonces, las situaciones masoquistas no sólo desde el goce en el castigo sino también la fantasmática del objeto sádico que condiciona el sometimiento. La interpretación del masoquismo como sufrimiento tiene que ser revisada so pena de que, en el conjunto contextual de la sociedad en que vivimos, esta premisa psicoanalítica resurja bajo la forma "por algo será". Por último, refiréndose a "Esquema del psicoanálisis" enfatiza que Freud, ante las servidumbres del yo, postula la alianza del analista con el yo del paciente. Dice que es necesario recuperar la posición del yo dentro de la teoría y la práctica psicoanalítica. Volviendo a sus planteos iniciales se pregunta: ¿cómo se accede a estos puntos de identificación primaria? Y propone: 1) no sólo interpretando, también construyendo historias como conjeturas sujetas a corroboración y 2) orientándose con la contratransferencia del analista para detectar la operatoria de un superyó tan cercano al ello. Ada Rosmaryn destaca la función de la sociedad y sus representantes en la conformación psíquica. La angustia de muerte por la amenaza de desamparo que se juega en el vínculo yo-superyó, se vivencia como la consumación del anbandono a la indefensión y muerte en las situaciones de terror de origen social. Contra su exposición en el sentimiento de culpa y su relación con: 1) los caminos de la prohibición; 2) lo tarumático y su transmisión transgeneracional; 3) la mirada de los padres; y 4) otro origen del superyó. 1) La castración sucede cuando una zona erógena es introducida al lenguaje tras ser privada del objeto de satisfacción incestuosa (Dolto). La prohibición ejercida por el adulto que sostiene su supervivencia, lo inicia en la potencia del deseo, protegiéndolo de agotarse en la consumación incestuosa, al tiempo que lo introduce en una ley humanizante que también marcó el adulto interdictor. Cada nueva prueba (castración) reorganiza el narcisismo conformando al yo, al superyó y al Ideal del Yo, considerando éste una ética que guía las sublimaciones. la castración edípica lograda posibilita una genitalidad oblativa, capaz de crear libremente (obras, hijos) fuera del sujeto, y permite la fusión Eros-Tánatos, resaltando los aspectos benévolos del superyó. 2) El trauma provoca defusión pulsional. Si la pulsión de muerte no se extravierte o religa, infiltrará al superyó, destruyendo la creencia en los objetos protectores de la infancia, o creando figuras idealizadas y mortíferas. Observa la identificación con el agresor en el yo y el superyó, en los hijos de víctimas de sufrimiento traumático de origen social. Superyó que impone fuertes contradicciones: ofrecerse al sacrificio al mismo tiempo que triunfar sobre el agresor. El sentimiento de culpa del sobreviviente lleva al hijo a ser víctima sacrificial o victimario. Ideales de redención, sobrevida o muerte. El sentimiento postraumático de odio del superyó hacia el yo depende de la respuesta de indiferencia y rechazo externo. Resalta el papel de la sociedad en la tanatización o libidinización del superyó de las víctimas de la violencia social.

3) Describe distintas miradas paternas y sus consecuencias en la estructuración psíquica: mirada desviada y orientada a aquellos quienes depende la autoestima paterna; mirada de odio y rechazo hacia el hijo que no puede obviar sus fallas; o o hundida en un duelo, que despierta intensos sentimientos de culpa. Señala a algunos trastornos actuales por exceso o déficit en la constitución superyoica: ausencia de prohibiciones y sentimientos de culpa, o filiación a fundamentalismos. La confusión entre realidad y ficción de la cultura mass-mediática y virtual facilitadora de violencia y de una posición pasivo-receptiva. Tanatización del superyó por reparaciones imposibles y la insuficiente klibidinización del niño. 4) Cita a Emmanuel Levinas quien resalta el vínculo con el otro como otro origen del superyó: el reconocimiento del prójimo débil, expuesto, sufriente, se impone a mi responsabilidad ordenándome humano, al determinar respuestas siempre comprometidas. Frente a la falta social no hay abstención. Un supremo principio ético es el nudo mismo de la subjetividad. La doctora Martha vega inicia su exposición opinando que el yo apela al humor como defensa frente a los embates del mundo exterior y que por una sobreinvestidura desplazada desde el yo, el superyó se coloca en una posición protectora frente al yo sufriente. Considera que en la actualidad, esta función es cada vez más fallida por la subversión de valores éticos, el vacío representacional, el descreimiento en las instituciones, etc. Diferencia también los núcleos que componen al superyó: el Ideal del Yo y el superyó propiamente dicho, o heredero del Complejo de Edipo. Aclara que para que el Ideal del Yo se instale debe dejarse atrás al Yo Ideal por vía de la identificación al padre como modelo. Es así como las identificaciones narcisistas del orden del ser, totalizantes, formarán los precursores del Ideal del Yo dentro del aparato, dando lugar a las identificaciones secundarias. Remarca una primera parte del mandato superyoico "como yo debes ser", contrapuesto a "como yo nunca deberás ser". En la clínica se observan fallas de la constitución del ideal en patologías tales como: neurosis narcisistas, personalidades inmaduras, etc. Cuando el conflicto está en relación a la triangulación edípica se manifiestan problemáticas neuróticas ligadas a la culpa y el castigo por un superyó temido, tributario de la castración. Se interna en la patología de los ideales, donde se observa al yo, como en la infancia, desestimando la realidad, subsumido a un ideal tiránico, oscilante entre la grandiosidad y el colapso narcisista y que depende del objeto externo para regular su autoestima. Trae como ejemplo familias en las que subyacen imágenes ancestrales idealizadas, no constituyéndose el verdadero padre como interdictor, por estar él mismo parasitado en una estructura narcisista familiar precedente. Articula el tema del superyó con los aspectos tanáticos, los mitos, las fantasías, el telescopaje entre generaciones y la sublimación. Señala que esta instancia es también representante del mundo externo dentro del aparato y que oficia como "abogado" del ello, como Freud dice en "El yo y el ello". Advierte que el analista es portador de una ideología, valores éticos y morales. Para comprender a los pacientes en los que predomina la temática narcisista el desafío será percibir aquellos lugares posibles a los cuales se convoca al analista como ser: Testigo, de la grandiosidad para calmar a su propio Ideal del Yo exigente; Juez, el que va a dirimir qué o quién es idealizado o denigrado; Analista devaluado, se proyecta sobre su imagen el disvalor, mientras el sujeto queda ubicado en el polo valioso. Señala la posibilidad de cuestionar que no todo abandono del tratamiento debe ser entendido como una reacción terapéutica negativa, sino como posibles efectos de un colapso narcisista o de defensas paranoides frente a los embates de la realidad. Finalmente nos propone comparar este fin de milenio (en el que abunda la deprivación de la justicia, los ideales espurios de la impunidad que marcan el "hágase lo que yo deseo"), con el comienzo de siglo en el que se enviaban mandatos de restricción de la sexualidad, la agresividad y de una doble moral, pero que de todas formas apuntaba más hacia la triangularidad; por lo cual concluye que actualmente estamos inmersos en un sistema regresivo y con características narcisistas.

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